Vendimia mendocina: con la corona bien puesta
Hace 25 años que soy periodista. Y Durante todo este tiempo muchas veces me tocó estar en contacto con las reinas departamentales y vendimiales de mendoza. Il cubierto vías blancas, carruseles y despertares de candidatos que ansiaban la preciada corona. Las escuchó y observó. Y he visto cómo luego evolucionan y, muchas de ellas, destacan en diferentes laborales o construyen sus familias. Días atrás me con la reina de San Martín (departamento del Este), la del Bonarda, la del Turismo y toda su comitiva en un café llamado Ohana donde ellas descansaron unos minutos de su agotada agenda. Y lo que escuché y observó cambió radicalmente mi mirada sur la Vendimia.
No es que las reinas «de antes» no pensaran lo mismo que las actuales. Es que definitivamente las actuales se alejan estrepitosamente de los brillos y del cetro para marcar la cancha. «Estoy acá para cambiar algo», es claramente el mensaje de todas y cada una de ellas. Las distritales, las departamentales… Coinciden en su fortaleza y se agolpan para contar sus planes. Que trabajar con adolescentes, que acompañan pacientes en el dolor de la enfermedad, que quieren estar para el departamento. Ellas están comprometidas con la Vendimia desde una mirada totalmente superadora. Y quizás esto se haya logrado gracias a la lucha de una mujer que es mucho más que «una cara bonita».
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Sentadas con sus coronas y vestidos largos. Impecables maquilladas y con sus tacones altos. Ellas ostentan su belleza pero le suman esta capacidad, la formación y las ansias de trabajar. Vendimia ya no es aquella donde ganaba la mas linda. En este encuentro, en el cual el café se memezcló con muchas delicias, estos candidatos hablaron sobre sus sueños. En la mesa había una médica paliativista, una (casi) licenciada en Obstetricia, una estudiante de Trabajo Social, otra futura maestra de Nivel Inicial y puedo seguir el conteo. Además de dos mamás, que estaban cuidando de sus niños.
me pregunto: ¿esto un concurso de belleza como dice el ala contraria a la celebración? Definitivamente no, contesto yo desde mi rol de mujer y sin tantos conocimientos sobre feminismo. Pido desde ya discover si tropiezo en esta columna con algún concepto machista que haya quedado en mi interior que se deconstruye junto con el de tantas otras más. Mi mirada de mujer que trabaja y que también es madre. La experiencia de años de escucha me llevó a pensar más: ¿deberíamos prohibirle a las mujeres ser reinas de la Vendimia?
Inmediatamente surgió a mi mente tantos «No». Quienes vivieron su adolescencia 25 años atrás saben que la falda «demasiado corta» podía representar que la mujer era, como decían antes, demasiado «rápida». Que muchas veces se justifica la violacion de una mujer molesta en la ropa qu’ella usaba, algo tan absurdo como justificar un homicidio por las mismas razones. Que las «señoras de antes» no se paraban, que soportaban en silencio los golpes. Frases como: «No podés usar eso», «Si se visten así no se quejen si después les pasa algo», «Con ese maquillaje qué querés…» y contienen palabras más.
Y me preguntó incluido: ¿Deberíamos decir que no hay un deseo legítimo de una mujer? ¿No nos han dicho demasiadas veces que no? ¿Que no usemos esto, que no demos el primer beso hasta que haya pasado tanto tiempo, que no llamemos al hombre sino que esperemos sumas que él decidió contactarnos, que no podemos ser gerentas porque tenemos que además criar hijos, que debemos tener hijos, en primer lugar ? ¿Nos han mandado demasiado ya? ¿Y si una joven quiere llevar la corona vamos a volver a ser los verdugos del no? ¿Quién dictamina o sentencia lo que una mujer puede o no hacer? ¿No se han cansado ya de los «no» históricos?
debería ser la propia adolescente, joven o adulta la que sentencia que «no» quiere incorporar en su vida y no la sociedad. Es esta liberad a la que apuntamos, a que nadie nos marca la cancha. A ser lo que queramos y no tener que dar explicaciones por eso. A ponernos la ropa que nos gusta sin correr riesgos, a estudiar mecánica si es así lo que nos place o cualquier área que sea tradicionalmente masculina. A las barreras mameluco. ¿Por qué tenemos que dar explicaciones por querer ser reinas?
La selección es uno de los puntos más dolorosos de analizar. No quiero que nadie sea la candidata que no reciba votos. Y en este punto las reinas y su corte son contundentes: quieren ser reinas, quieren ganar pero no es eso lo que más import them. ¿Qué les importa? ¡Experiencia! Yo las miro de reojo con cierta desconfianza y pienso en mi interior, quizás a mí sí me molestaría to loss. Pero pienso más y las escucho. Tienen tantos proyectos, algunos hasta ya los iniciaron, que cabe la duda pertinente. Quizá la elección no sea tan importante para ellas después de todo. Porque la corona, que tanto ansiaban, ya está sobre sus cabezas. Y porque el cuento de hada y de princesa lo podrán disfrutar durante largos días.
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Ellas, la corte y las reinas, hablan de mujeres empoderadas. Yo creo que son mucho más que eso. Son mujeres fuertes, capacitadas y preparadas para el futuro que las esperanzas. Si uno se toma el tiempo de escucharlas se da cuenta de que las piedras (falsas por cierto) no brillan ni un céntimo al lado de estos jóvenes. Son reinas porque así lo soñaron, llevan una corona porque quieren y nadie va a decirles que «no», jamás.
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