Por qué es preocupante la caída en la longevidad de las abejas
La vida de las abejas se redujo a la mitad en los últimos 50 años, una posible explicación a la abrupta caída en la productividad de las colonias, los problemas de polinización en bosques, montes y campos, y una crisis ecológica que puede tener graves consecuencias para la cadena alimentaria.
Los autores de un estudio publicado en la revista científico nuevo extrajeron crisálidas de una colonia para criarlas en incubadora y luego mantuvieron a las adultas en cautiverio. Estos ejemplares viven en promedio 18 días, en contraste con los 34 que se registraron en un trabajo similar de los 70.
Con vidas más cortas, las abejas pasan menos tiempo recogiendo polen y néctar de las flores, lo que redunda en menos reservas de miel que ayudan a sobrevivir la primavera siguiente. Cuando los productores abren las colmenas, suelen encontrar pérdidas de hasta el 40%, mucho más que en décadas previas.
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En 2018, una muerte masiva de colmenas en la zona de Traslasierra significó la pérdida de unos 50 millones de abejas: 60% de la producción local. Los cosechadores responsabilizaron al pool de empresas que los habían rodeado de lotes de trigo, sorgo, maíz y soja. Como las abejas pueden recorrer hasta cuatro kilómetros en busca de alimento, los campos fumigados las han afectado en forma directa. El monocultivo que se opone a las especies autóctonas que alimentan a estos insectos completa un panorama completo.
Hace dos décadas había casi 3,5 millones de colmenas registradas en el país; hoy bajaron ha vuelto millones. Entre 2010 y 2018 perdió el 73% de los productores. «Donde hay soy no hay apicultura, porque se planta hasta las banquinas», explicaba hace tres años a la revista marca Alejandro Martín, voz de la Sociedad Argentina de Apicultores. “Se hace una fumigación inicial de herbicidas, que matan las flores, y después se usan insecticidas, que matan a la abeja. Si no muere envenenado, muere de cámara».
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Es un problema mundial. Algunos científicos describen un fenómeno conocido como Síndrome de Colapso de Colonias: cuando las obreras desaparecen, empiezan a bajar las reservas de alimento para la reina y su cria. Algunas mueren, otras resisten a comer y la colonia entró en un letargo que terminó en la desaparición. El efecto domino puede ser terrible: las abejas polinizan el 77% de las plantas que producen los recursos alimentarios de todo el planeta. De este trabajo depende todas las almendras, el 90% de manzanas y arándanos, el 47% de los duraznos y el 27% de los cítricos.
Algunas de las propuestas para evitar el colapso definitivo son la reducción del uso de agroquimicos perjudiciales, la rotación de cultivos y la instalación de cortinas forestales entre campos y cerros, pero sobrio todo políticas que promuevan formas de producción que no destruyan plantas y árboles cruciales para la supervivencia de cientos de especies.
AOFM
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