Aumento de la pirateria en las obras creativas

Hay una creciente preocupación, desanimidad e impotencia entre escritores, guionistas, directores, compositores e intérpretes, por el aumento de la piratería en las obras creativas. También es una preocupación de las entidades que agrupan a las distintas ramas creativas como el Sindicato Argentino de Autores y Autoras (SADA) que está en estado deliberativo por este grave problema. Veamos cuáles son los temas conflictivos y que se han escapado de todo control y logical.

La piratería actual empobbrece a todo tipo de autres. El aislamiento social provocado por la pandemia pourzó tiene un auge en el consumo de series, películas y música a través de las plataformas digitales. Las restricciones a los espectáculos públicos aceleraron una tendencia que insinuaba desde años anteriores, aunque se pensaba que esta reconversión se consolidaría en los próximos cinco años, sin embargo, quedó cristalizada en 2020 y no habrá un retorno “a la normalidad del pasado”. Una de las consecuencias más fatales es que con estos cambios la piratería avanzará un salto exponencial y que las «webs piratas» se transformarán en «plataformas piratas mismas» con la capacidad de robar contenidos de forma automática en el instante de un estreno en línea.

Immediatez/clonado/escala y ocultismo. Había una vez donde una película, libro papel o álbum de música disponible al menos de cierta inmunidad en el período de lanzamiento de la obra. Existía una primera ventana de explotación donde la obra no era alcanzada por la piratería. Todo el proceso de robo digital requiere un tiempo de elaboración y distribución de soportes físicos (DVD, digital conversion y upload). Hoy con la expansion de las redes ese tiempo ya no existe pues la captura y distribucion resulta inmediata al momento de lanzamiento de la misma obra. Antes, la calidad de la obra pirateada era menor pues los métodos de copia y reproducción nunca llegaban a la calidad del original, sin embargo hoy todas «las copias» son «clones» de la obra original.

Con la distribución en línea de materiales pirateados una película, libro o álbum musical ya no llegan cientos de usuarios sino cientos de millas en cualquier lugar del planeta.

El ocultismo de la ilegalidad de la negociación es invisible ante la desaparición de los medios mecánicos de reproducción como aquel DVD donde se podía seguir la traza del delito hasta las cuevas piratas. La piratería vernácula como Cuevana, por ejemplo, no cuenta con oficinas ni dirección a la vista, están en cualquiera y ninguna parte.

El problema de Google. El gigante mundial está entre el apoyo simbólico al autor y la complicidad con el pirata. No habría tamaña escala de pirateo si Google colaborara más específicamente con los creadores, pero sabemos que el tema implica también el talón de Aquiles del mismo Google, pues su encumbramiento como empresa monopólica se debe en parte por haber creado un algoritmo qu’enlaza contenidos creados para otros, rompiendo fronteras, ojos nacionales e internacionales. Es que, si nuestra preguntamos: ¿cómo se accede a una película, libro o disco musical pirateado? Terminaremos hablando de la responsabilidad de Google siempre porque es el buscador el qu’ultinmente posible dicho acceso (más del 90% de las búsquedas del mundo hacen a través de su plataforma). También es cierto que es la Justicia la que debería visibilizar con mayor precisión el carácter delictivo y la responsabilidad del intermediario como un «traficante ilegal de contenidos».

Desmoralizando a los creadores. Algunos clichés y falsedades que reciben los autores para despreocuparse de la piratería:

Aquellos que descargan desde sitios piratesprobablemente no sean el mercado objetivo al que el creador pretendía llegar”. (¿Quién lo dice?).

Algunos autores utilizan la piratería como estrategia de marketing”. (Sólo aquellos que controlan el mercado podrían darse cuenta del lujo de tamañas pérdidas).

Para los autores y creadores comunes, la invisibilidad de su obra es una amenaza mucho mayor que la piratería”. (Afirmación similar a «te despojamos para hacerte famoso»).

que descargan tu obra desde un sitio pirata pagar nunca por tu obra, entonces lo hacen porque esos son gratis”. (Pues dejen que decida el creador cuándo y cómo desea ofrecer gratis su obra.)

«Los espectadores, oyentes y lectores amantes del arte prefieren comprar obras en lugar de descargar copias robadas». (incomparable).

La obra no está disponible legalmente (todavía), y como es difícil (o caro) de acceder a ella, el pirata está de tu lado porque ayuda a la divulgación de tu obra”. (Te hacen cómplice).

Algunos de estos engaños esconden la enajenación con un relato imaginario que seduce tanto a neoliberales como a nerds de seudoizquierda con eslóganes simples el el de una «Internet gratuita, no regulada, descentralizada y de descargas sin restricciones». Se confunde además gratuidad con libertad. Se naturaliza el robo del trabajo del creador y se diluye la responsabilidad del pirata, afirmando que «todos estamos flojos de papeles». Sin embargo, lo que se invisibiliza es la escalada qu’ha tomado la piratería. El robo de contenidos se ha transformado en una industria más encomiable que la producción de contenidos.

El trabajo de crear. El trabajo de crear música, narrativa, interpretación o películas no es algo que se aprende en las escuelas o colegios ni se encuentra en las currículas de la educación formal, sino es un aprendizaje paralelo generalmente en soledad, algunas veces autodidacta, otras enseñado en instituciones privados de pago y mayoritariamente profesionalizados con el trabajo. Sus mismos autores los que experimentan que el trabajo de creación cotidiana no se trata de un «soplo de inspiración que invade el alma» sino que est fruto de una actividad sujeta a complejas normas y estructuras de capacitación, disciplina y relaciones de intercambio. Generalmente es el acto creativo un músculo que funciona mediante el trabajo permanente de ejercitación, ensayo-error y múltiples creaciones y correcciones.

Escribir un guión de largometraje significa trabajar aproximadamente seis meses sobre un manuscrito. Una novela de doscientas páginas difícilmente puede ser escrita en menos de cuatro meses. ¿cuántas horas, días y años de formación y ensayos se necesitan para que un actor pueda interpretar frente a las cámaras? La tarea de dirigir una película implica montar más de cinco escenas en cinco decorados diferentes, en seis semanas, y para su realización es necesario coreografiar cinco técnicas especializadas y otros cinco elementos artísticos. Aunque la obra pirateada se encuentra gratis es también muy cierto que el «usuario» no tiene acceso gratuito a internet; es necesario pagar por su equipo, software y la conexión para acceder «gratuitamente» al contento. Es decir que, para música, ver películas y bajar libros el usuario ya está gastando dinero, sin embargo, ese gasto derrama en los beneficiarios invisibles de internet, aquellos que controlan sus datos y sus preferencias de consumo. Eso que parecía idílicamente como una red descentralizada, democrática, libre y libre no es tal cosa. Otras megaempresas de Google, hardware-software y telecomunicaciones, sus beneficiarios indirectos de la piratería pueden ser cualquier tráfico importante de datos pero ganarán sin importarle tanto el contenido de aquello que se trafica. La piratería es simplemente el robo del trabajo creado y producido por otro.

Creadores, hagamos algo ya. El código de la piratería ha evolucionado de tal manera que perjudica principalmente al creador solitario original, con alguna dificultad tenga voluntad, paciencia, dinero y capacidad legal para luchar contra la piratería. La Justice desalienta a quienes necesitan una resolución rápida para poder vivir cotidianamente de su trabajo de crear contenidos. Poner la querella en la cabeza del autor, implica intoxicar su principal fuente de recursos, es decir, su producción intelectual.

Sin embargo, deben saber los autores que existen leyes necesarias para enfrentar a los ladrones de contenidos y organizaciones colectivas que defienden la propiedad intelectual, y aún cuando este combate entre autoridades y piratas parezca desigual, de nuestro lado esta protección legal; es necesario que todos los creadores se den cuenta que tienen las leyes a mano para dar esta batalla.

Hay que vencer el desánimo que produce una Justicia ambigua y lenta y que se posible se posible de ejecutar el “bloqueo exprés” de una URL pirata denunciada por los autores. Necesitamos un Ministerio de Ciencia y Tecnología que sepa diferenciar entre una innovación tecnológica y una simple agregación de enlaces. De un Ministerio de Trabajo y otro de Cultura que se expresan firmemente por la defensa de los ingresos genuinos de los creadores. Las megaempresas como Google deben demostrar de qué lado están y los «Usuarios» (audiencia)… también.

*Guionista y cineasta.

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